
Desde este punto de vista, en la definición de cultura
podría “caber todo”, algo que ha permitido de manera torticera a algunos sectores
de la sociedad, “aprovechando” la complicada situación social y económica provocada
por la crisis sanitaria de la COVID19, banalizar sobre la cultura, subyugándola
a intereses que poco o nada tienen que ver con el desarrollo del juicio crítico
que la cultura incentiva en el ser humano.
Aludía Emma Riverola, en un artículo titulado “la cultura no merece tanto desprecio” publicado en el Periódico, a la suspensión de las
actividades culturales durante esta crisis, anteponiendo a esta decisión el clamor
colectivo de que “la cultura es segura” pues, las actividades culturales han cumplido
de manera estricta los protocolos de seguridad.
Siendo así, -que en líneas generales no lo pongo en duda, aunque
imágenes quedan en la retina de casos en que no es así-, cabría preguntarse qué
entiende cada uno por cultura y si en la defensa que se hace desde diferentes
sectores se debe defender con tanta vehemencia algunas manifestaciones que,
según definición, pueden considerare como culturales, pero desde la seriedad
del momento, deberían quedar excluidas de esa concepción.
Sinceramente no creo que sea de recibo poner al mismo nivel de
interés cultural el desarrollo de un espectáculo del Grec, por ejemplo, al de
una actuación de una orquesta o grupo en cualquier localidad pues, ni los
intereses son los mismos ni la repercusión cultural al desarrollo del juicio crítico
del ser humano tampoco, aunque ambos acontecimientos respondan a supuestos
intereses culturales, uno más supeditado a la cultura económica o comercial que
el otro.
Y, por descontado, a pesar de que los protocolos de
seguridad puedan ser marcados “a priori” por los organizadores, pues debe
entenderse que de no ser así no estarían autorizados, el grado de cumplimiento,
por más de un motivo personal o logístico, no puede ser el mismo.
El hacer una defensa a ultranza de la cultura, ¡que debe
hacerse!, sin haber conceptuado aquello que la sociedad debe priorizar como de interés
cultural general, nos puede llevar a la frivolización de la cultura, algo que
no nos podemos permitir.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada