Pero esas máscaras me obligarán a afinar mis sentidos, pues
únicamente la mirada me permitirá adivinar los verdaderos sentimientos de la
persona que tengo delante pues serán los ojos, como espejo del alma,
quienes proyectarán su interior real, pues los labios, la nariz o hasta el
rubor, que también podrían delatar una posible falsedad, serán invisibles tras
ese parapeto facial.
Será una ardua tarea interpretar con acierto la mirada, pero
si en muchos casos resultará difícil adivinar con quien voy a hablar, mucho más
complicado será saber si con quien lo estoy haciendo, se mueve en parámetros de
sinceridad.
No sé si la naturaleza será lo suficientemente ágil para
adaptarse y permitir que sean los ojos la principal vía de comunicación entre
las personas, pero estoy seguro que debemos impulsar la necesaria evolución
para conseguirlo.
(Microrrelato XL)
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