Enviado al Concurso Internacional de Microrrelatos de San Fermín 2020
"Como poco han sido 14000 kilómetros los que he recorrido
durante estos últimos 25 años para disfrutar de las fiestas de San Fermín,
muchos más si nos remontamos atrás en el tiempo, cuando había gozado de esta
celebración con mi padre.
Tras la bendición del patrón en Santo Domingo, han sido 200
encierros en cinco lustros, con sus particulares 850 metros de carreras,
pasando por el Ayuntamiento, la calle Estafeta y su curva, hasta llegar a la
plaza de toros, lo que permite afirmar que, casi obligatorio, es que uno disfrute
de la experiencia de estas fiestas, aunque solo sea una vez en la vida, y no
solo por el derroche de adrenalina de esas carreras de apenas unos escasos
minutos, sino por todo lo que acontece antes y después.
Vivir San Fermín deja una huella imborrable en cada uno de
nuestros sentidos, y aun residiendo a más de quinientos quilómetros, el haber
participado presencialmente hace ya muchos años, hace que sea imposible definir
como virtual gozar la fiesta desde el sillón y ante una pantalla, pues se sigue
disfrutando de la visión, de los olores, del gusto, del tacto y el sonido hasta
que se entona el “pobre de mi”"
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