Recibo la llamada de una amiga exdiputada que necesita transportar
casi 7 toneladas de material sanitario de Bélgica a Barcelona y, aunque sabe que
ya no ostento cargo orgánico ni ejecutivo alguno, supone que de mi etapa como
Secretari d’Organització de la Federació Nacional de Transports y como Secretari
General del Sindicat de Transports, piensa que debo seguir teniendo contactos para
facilitar esta acción.
Dicho y hecho, y a los pocos minutos tras una llamada a Joan
Muntada, Secretari General del Sindicat de Serveis, Mobilitat i Consum de la
UGT, el tema estaba resuelto y una gran empresa de Servicios, Transporte y Logística de la provincia de Girona, ponía a disposición un camión para
realizar el mencionado transporte, en inmejorables condiciones.
A la satisfacción de haber colaborado en esta crisis, se une
también la satisfacción personal de que, a pesar del paso del tiempo, aún se me
considera una persona con relevancia en el sector y que, como siempre y en
todos los ámbitos en los que he operado, ha actuado de manera expedita,
buscando y aplicando medidas ágiles.
La “modestia es la falsa virtud de los que no tienen otra”,
y aquí el amigo Joan Muntada y yo hemos dado suficientes muestras de no necesitar
manifestaciones de falsa modestia pues, como es el caso, somos capaces de
aportar soluciones rápidas con acciones contundentes.
Y alguien puede pensar que la llamada que he realizado
merece algún reconocimiento, y aquí me viene a la memoria aquel cliente que se
quejó a su abogado de lo cara que era minuta pues, al fin y al cabo, lo único
que había hecho había sido consultar un libro, a lo que el abogado contestó que
la minuta no era por consultar el libro, sino por saber qué libro consultar.
Mi mérito no ha sido hacer la llamada, sino saber a quién llamar
en la seguridad de que iba a obtener la respuesta necesaria.
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