¡Todos han ganado! Hayan tenido el mismo número de concejales
que en los comicios anteriores o hayan perdido alguno; todos tienen argumentos
para justificar los malos resultados y considerarlos como positivos.
Supongo que es la manera de “mantenerse en el candelero”, impidiendo
así una más que probable “decapitación política” -casi obligada en algunos
casos-, y así seguir haciendo de la política el “modus vivendi”, demostrando
que servir con honestidad a la población no es el objetivo prioritario, aunque
probablemente lo fuere en su momento.
Son muchas las pruebas que permiten tomarme la licencia para
hacer esta afirmación.
Candidaturas elaboradas únicamente para dar cobertura
mediática y promocional a los que las encabezan, y no para hacer un equipo de
trabajo que después pueda gestionar con eficacia la ciudad. Algunas de los candidatos
son de “relleno”, y ni tan solo conocen el municipio al que pretenden “servir”
Propuestas electorales poco imaginativas, y que responden
mayoritariamente a las obligaciones implícitas de la propia responsabilidad
asumida.
De haber algún proyecto diferencial entre programas y
ofertas, o son heredados, o son continuistas por inacabados de anteriores
legislaturas, o son inversiones faraónicas que, de llevarse a cabo, representan
una hipoteca futura o simplemente son inviables.
Las descalificaciones personales entre candidatos continúan siendo
el recurso recurrente para suplir la falta de propuestas.
Los pactos postelectorales, algunos de ellos ya “cocinados”
previamente, son un elemento de debate para garantizar la supervivencia, que
solo indica la falta de compromiso y credibilidad con el programa electoral que
cada uno presenta.
Y cinco días después de las elecciones del 26-M tenemos la “prueba
definitiva del algodón”, y acudiendo a un símil religioso, se puede comprobar que
ninguno de los que “no han ganado” ha sido capaz de decidir cumplir con la
penitencia que los ciudadanos y ciudadanas le han impuesto, lo que hace
presuponer que no han hecho el correspondiente acto de contrición tras un obligado
examen de conciencia.
Parecen considerar que mostrando agradecimiento a los ciudadanos
y ciudadanas que les hemos dado apoyo en las urnas ya es suficiente, y no
tienen en cuenta que esos votantes merecemos que se nos justifique a manera de
disculpas, el por qué de los malos resultados, al mismo tiempo que se tomen las
decisiones oportunas, tanto personales como por parte de las organizaciones o los
grupos políticos que han concurrido a la convocatoria electoral.
Creo que cinco días después ya es tiempo suficiente.