
Que 400000 andaluces y andaluzas hayan dado su apoyo a ese
partido debería dar que pensar a aquellos que no han conseguido la confianza de
los electores, reconociendo explícitamente que “algo han debido hacer mal” y no
justificar sus malos resultados culpabilizando a la ciudadanía, insinuando implícitamente aquello
de “!que os vais a enterar!”, menospreciando así el sentido común y el libre
albedrío del pueblo, al estilo de aquel político de la izquierda radical, también
andaluz, que calmó su frustración de ese modo, pues ni la “pinza” con la
derecha aznariana consiguió desbancar a Felipe González.
Reconozco que la gran mayoría de postulados y planteamientos
de VOX están muy alejados de los míos (podría decir que estamos en las
antípodas), al igual que pueden estar muchos de los del PP o C’s, pero el
ejercicio de la democracia debe respetarse, y todos los partidos que concurren
a unas elecciones tienen los mismos derechos y las mismas posibilidades.
Por eso me resulta difícil entender, a la vez que me
entristece, ver a ciudadanos que en teoría han luchado por la libertad y la
democracia cuestionar el resultado de las urnas, que por no ser del agrado de muchos-entre
ellos me incluyo yo mismo-, no deja de tener toda la legitimidad.
Pero lo que más me sorprende es que haya gente que aplauda
el cinismo de ciertos personajes que entendiendo que la democracia se puede
aplicar sin respetar las reglas del juego en vigor, se permitan amenazar al
pueblo andaluz por haber decidido democráticamente sus opciones, territorializando
los resultados (como si en Catalunya no residiese la derecha, o una ultraderecha
donde ellos mismos podrían situarse), o casi insinuando que los que han votado
por los partidos de derechas, sobre todo por VOX, no son andaluces.
En Andalucía han ganado los partidos situados a la derecha
en el arco parlamentario, y muy posiblemente encuentren la manera de hacer
coincidir “políticas” que les permitan formar gobierno.
La izquierda debería plantearse si esa confrontación entre siglas
que marca líneas rojas no ha sido una de las causas de ese descalabro electoral,
pues quizás los ciudadanos han empezado a vislumbrar que son las coincidencias
en planteamientos políticos las que deben marcar las respuestas políticas a las
inquietudes de la población, con independencia si de si esos planteamientos se
pueden encasillar en la izquierda o en la derecha.
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