
Quiero pensar que el Equipo de Gobierno ha utilizado su
habitual “oídos sordos” de manera inconsciente (porque de hacerlo
conscientemente sería de Juzgado de Guardia), y ha hecho caso omiso a los
comentarios que algunos visitantes hacían al ver espectáculo que bajo esa “Primavera
Republicana” se había convocado ayer en los Jardines Juli Garreta, es decir, en
uno de los puntos de referencia de la ciudad, como aperitivo al desaguisado
irresponsable que nos ha acompañado este fin de semana.
Porque ayer día 21 era el primer sábado con un tiempo más
que primaveral, lo que hacía prever una buena afluencia de visitantes, que
además podía ser un banderín de enganche de cara al puente de la semana próxima.
Porque somos una población que tiene como principal elemento
de dinamización económica y social la industria turística, y eso implica
contemplar muy diversas sensibilidades.
Y porque hay espacios de la ciudad, infrautilizados, que
podrían ser tan o más adecuados, por ejemplo el Guíxols Arena, donde los pocos
participantes al acto de ayer podrían haber hecho lo mismo, sin abrir la
posibilidad de los daños colaterales que sí provocaron ayer.
Pero es que hoy, colofón de esa “Primavera Republicana”, ha
sido el punto de inflexión y del sinsentido lo que, como me comentaba ayer un vecino de Llagostera
habitual de nuestro mercado dominical y de pasar gran parte del domingo en
nuestra ciudad con su familia, ha forzado a más de uno a desistir de disfrutar
de Sant Feliu, aún siendo independentista como es este vecino de la población
vecina.
Hoy en el Paseo y Rambla, Sant Feliu recibía una “tractorada”,
el Mercado dominical y actividades relacionadas con la Diada de Sant Jordi, lo
que auguraba mucha gente en esa zona.
Pues bien, de manera harto incomprensible se autoriza un
pasacalles con la magnífica actuación de Percussió Ganxona, pero creo que “hoy
no era el día” para que pudiésemos disfrutar de su espectáculo.
Y a renglón seguido se autoriza que en la playa se haga una
plantada de cruces amarillas, impidiendo, ya “a priori” que algunos vecinos y
visitantes pudiesen hacer uso de ella con comodidad.
Desconozco qué tipo de ascendencia política tienen los
organizadores para haber obtenido el permiso municipal, aunque es fácil
imaginarlo a pesar de que en los carteles no aparece ninguna organización ni entidad legal que se
responsabilice del acto.
Me gustaría suponer que quien haya pedido esa autorización,
persona física o jurídica, abonará el coste correspondiente a las tasas por
ocupación de espacio público y utilización de material municipal, porque sólo
faltaría que hubiese sido el propio Equipo de Gobierno quien se hubiese
autorizado.
Y del mismo modo me gustaría también suponer que algún Grupo
Municipal pedirá explicaciones sobre este tema, porque aquí no se trata de
posicionamiento político, sino de coherencia y responsabilidad con el conjunto
de los ciudadanas y ciudadanos, residentes o visitantes, que tenemos el derecho
de hacer uso del espacio público sin sufrir injerencias de índole social o
político, y seguro que también económico
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