
Eso hice con el discurso del Rey el pasado 24 de diciembre, lo
que me permite afirmar que siendo republicano convencido, lo único que me
molestó fue que lo ofreció un monarca y no un presidente electo de una
república española, pues creo que si en vez de vivir en una sistema de monarquía
parlamentaria lo hiciésemos bajo un régimen político republicano, el Presidente
hubiese lanzado las mismas reflexiones que el Rey, ambos como jefes del Estado.
Entre otras cuestiones, el Felipe VI habló de unidad, de
recuperar la convivencia, de la concordia, de abandonar la exclusión y los enfrentamientos,
entre otras cuestiones actuales como empleo, terrorismo y violencia, tal y como
correspondía hacerlo a un Jefe de Estado, presidente o monarca.
De manera absurda, quizás algunos esperaban que gritase ¡Viva
la República, ¡Abajo la Monarquía! Y ¡Muera el Rey!.
O que se comprometiese a impulsar un referéndum de
autodeterminación, ya que dos millones de los 47 millones españoles son
partidarios de la independencia de Catalunya.
O que mostrase condescendencia con aquellos que, de manera
activa y no teórica, han impulsado la secesión.
O que se ofreciese para “mediar” en un conflicto político
más allá de abogar por el diálogo, satanizando y condenando el 155, cuando al
no hacerlo por todo lo anteriormente argumentado y por ser una decisión política,
se le acusa de posicionarse políticamente con los partidarios de la
constitución.
Sigo pensando, como republicano, que si Felipe de Borbón, en
vez de Rey hubiese sido Presidente de la República española, su discurso de Jefe
del Estado, hubiese merecido la valoración positiva de aquellos que lo han criticado
por ser Rey, y la lógica condena negativa de aquellos que no quieren ni
monarquía parlamentaria ni república española pues, simplemente, no quieren
España.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada