
Desde luego, si su intención era dirigirse y convencer a los
encasillados como aún "indecisos" creo que erraron estrepitosamente,
y en líneas generales siguieron trasladando el desconcierto político que nos
invade y que es el espejo de la fractura social en la que estamos sumidos.
Da la sensación que afrontaron el debate con el claro y
pobre objetivo de dejar en evidencia al adversario desde la descalificación y
el reproche, haciendo aflorar un rencor desmesurado a la vez que contenido que
se hacía evidente en las miradas, aunque debe reconocerse el esfuerzo titánico
que seguro hicieron para que no se visualizasen salidas de tono ni intervenciones
con cajas destempladas; actitud que personalmente agradezco.
Pero ese "todos contra todos" rozó el esperpento y
el ridículo, pues al olvidarse en líneas generales de aportar propuestas serias
que uno esperaría de un candidato a la Presidencia de la Generalitat resultaba
muy fácil que uno se metiese consigo mismo y llegase a contradecirse, mostrando
una incapacidad manifiesta para gestionar Catalunya.
Cárcel, presos, 155, democracia, dictadura, violencia,
independencia o pactos post-electorales fueron muy posiblemente las palabras
más utilizadas, llegando al extremo de afirmar uno de los candidatos que en estas
elecciones sólo se decide entre el "155 sí o 155 no" como si, por
ejemplo, las escoles Bressol, el empleo, la educación, el medio ambiente, la
vivienda, la dependencia, la economía o la sanidad no tuviesen importancia.
Únicamente dos candidatos fueron capaces de hacer
aportaciones tangibles para afrontar una nueva legislatura: las CUP, con el
utópico discurso, aunque para ellos coherente, basado en la nacionalización, y
el PSC que intentó desgranar, en el poco espacio de tiempo que da un debate, los
ejes de su programa.
El resto se parapetó lamentablemente en esos bloques que separan
el nacionalismo de uno u otro bando, y que por recurrente cada vez es más
rancio.
Quiero pensar que si la cara es el espejo del alma, lo percibido
ayer en ese debate espero que no sea el espejo de lo que nos espera si esos políticos
lideran políticamente Catalunya a partir del 21-D, porque no podemos olvidar
que todos, gobiernen o no, teniendo más o menos valores desde una u otra visión,
tendrán cierta corresponsabilidad, y se me generan dudas de su capacidad para
gobernar Catalunya desde el desgobierno, tal y como auguran las encuestas.
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