Estoy seguro que el debate habrá sido apasionado, con posturas
defendidas con vehemencia (pero espero que con respeto). Pero la resolución no
me parece la más acertada, pues creo que los partidos de izquierdas deben siempre
huir del escenario de la prohibición, y afrontar los temas que merecen una
atención especial desde la regulación.
Lógicamente me refiero al espinoso tema de la maternidad
subrogada, en la que el Congreso del PSOE se ha posicionado en contra.
No se puede cerrar los ojos a la realidad, y la maternidad
subrogada es una práctica que se ha convertido en habitual, provocada además
por el propio PSOE cuando impulsó la Ley que legalizaba los matrimonios entre
personas del mismo sexo, pues a pesar de prohibiciones legales se seguirá
llevando a cabo desde la clandestinidad, colocando a los más vulnerables, que
son los niños, en un estado de indefensión.
Solo debemos recordar la penalización del aborto, que no
frenaba su práctica, sino que la convertía en un negocio, incrementaba los
riesgos sanitarios y atentaba contra los derechos de las mujeres.
La única manera de eliminar la discriminación, que por razones
económicas que provocaba esta práctica ilegal, fue convertir el derecho en un
derecho universal, regulado por Ley.
Creo que podemos hacer un paralelismo con la maternidad
subrogada, regulando el cómo, el por qué, el cuándo y el quién puede acogerse a
ella, frenando y penalizando el negocio que pudiese representar su práctica
(pues eso sí que es un ataque para la integridad de las mujeres, aunque sea una
decisión voluntaria), a la vez que agilizando y facilitando procedimientos para
que la posibilidad de la adopción se convierta también en una alternativa atractiva
para las personas que desean ser padres y madres, y no por diversas razones no
pueden serlo.
¿No es mejor la regulación que la prohibición?
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