A nivel empresarial,
cuando la perentoriedad acucia y pone en riesgo la supervivencia, aparecen
aquellos que renunciando a cualquier planeamiento de ingeniería económica, lo que
podría representar el saneamiento mediante una inyección de capital, convierten
lo que podría ser inversión en una simple adquisición de activos.
En el ámbito
particular, podríamos hacer un paralelismo con el comprador de inmuebles que,
aprovechándose de la necesidad, adquiere como ganga y a un irrisorio precio la
vivienda de aquel que precisa dinero de manera urgente para, normalmente, sufragar
deudas que le genera el mantenimiento del propio inmueble a la venta,
convirtiendo una acción que estaría dentro de la normalidad, en un pelotazo
legalmente inmoral.
Lo preocupante, es
cuando estas operaciones sobrepasan el ámbito privado situándose en el público,
y un Gobierno se ve en la necesidad de vender al mejor postor parte de su
patrimonio empresarial, que normalmente cae en manos entes privados participados
casi en su totalidad por un tercer estado.
Esto está ocurriendocon la expansión china en el mundo, adquiriendo que no invirtiendo en cualquier
empresa o infraestructura pública o privada susceptible de comprar, lo que
permite al gigante asiático incidir directamente en la economía de cualquier
país, sobre todo si éste pertenece a la Unión Europea.
Porque claro, teniendo
en sus manos empresas y infraestructuras de países comunitarios es claro que el
capital chino es propietario de parte de Europa, un capital que a corto plazo
marcará, y no solo insinuará, directrices que colmen la expansión económica de
ese país mediatizando y, ¿por qué no? distorsionando la recuperación europea.
Y como prueba del nueve
lo acaecido en Grecia donde, de manera harto significativa, los déficits
económicos de ese país y la obligatoriedad de cumplir con los objetivos
marcados por la UE les obliga a alcanzar liquidez para conseguir crédito, lo
que no lleva más que a la venta de patrimonio a precio de liquidación, en un
ejercicio de descapitalización que no permitirá alcanzar el futuro con una base económica sólida.
Vendieron el Pireo a
precio de saldo y ahora, lógicamente, China adquirirá las infraestructuras que
permitan que ese puerto de la rentabilidad económica que justifique la
adquisición, es decir, las ferroviarias.
Sin entrar en
elucubraciones innecesarias, cabe pensar que es una situación que puede darse
en cualquier país europeo sometido a las exigencias económicas que impone la
UE, y que España no está libre del riesgo que supone responder a la corrección de
déficits mediante venta patrimonial de joyas de la corona a la que, por otro
lado, no hemos sido ajenos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada