Que quiero que
desaparezcan y se deroguen las políticas que el PP ha llevado a cabo durante
esta última legislatura, es un hecho indiscutible, y no por el hecho de que la
gran mayoría respondan ideológicamente a la derecha más reaccionaria, sino
porque, simple y llanamente, han sido perjudiciales para el conjunto de los
trabajadores, que es como afirmar que han sido nocivas para el conjunto de la
sociedad, pues todos somos, hemos sido o aspiramos a ser trabajadores, en algún
momento de nuestra vida, i son medidas que han provocado el desmantelamiento de
lo que yo, como persona de izquierdas, entiendo como Estado del Bienestar.
Pero convencido de que el
PP ha aplicado esas medidas convencido de que son las mejores para los españoles,
desde su visión particular de esa España rancia que extrañan, siempre sometida
a los intereses del poder económico o dictatorial.
Aunque dicho esto,
oyendo por la radio esta mañana, y analizando las palabras que ayer Mariano
Rajoy dijo en Pontevedra, entiendo sus argumentos para negarse a propiciar y
apoyar un Gobierno español que no sea encabezado por él pues, según su lectura,
le piden que, mediante abstención o voto afirmativo, posibilite un Gobierno que
encabece el PSOE, habiendo sido el PP quien ha ganado las elecciones i teniendo
mayoría absoluta en el Senado, y que además quiere derogar todo lo que el PP ha
aplicado mediante su mandato, reconociendo el fracaso de sus medidas.
La verdad es que
Mariano Rajoy, desde su nefasta acción al frente del Gobierno español, hubiese
merecido un castigo mayor, o el mayor de los castigos, en los últimos comicios
electorales pero, lamentablemente no ha sido así, y está dentro de la
normalidad que aspire a plantar batalla y oponerse a otros que están
demostrando incapacidad manifiesta para conformar un Gobierno o, como mínimo,
posibilitar una investidura.
Si Sant Rita no lo
remedia, y logra que los egos y las aspiraciones personales pasen a un segundo
plano, la próxima cita el 26 de junio.
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