Posiblemente ahora
sería el momento para demostrar que el PSOE quiere liderar el cambio en la
política española, y no solo en la conformación de un nuevo gobierno ni en las
políticas que este aplique, sino también impulsando formas y maneras de
funcionamiento interno que demuestren que existe una decidida intención de
modificar dinámicas.
Ahora, la situación
actual, permitiría ahondar en la ecuanimidad, obligando al Gobierno a actuar
con plena independencia del partido político por el que ha presentado su candidatura,
siendo militante o no, haciendo realidad aquello del “partido que da soporte al
Gobierno”, lo que obligaría a gobernar en interés de toda la ciudadanía huyendo
del servilismo partidista que, entre otras cuestiones, ha facilitado la
corrupción que sufrimos.
Creo que sería una
oportunidad única para abogar por una especie de “separación de poderes” entre
partido político y Gobierno, asumiendo que el Secretario General de un partido
político, en este caso el PSOE, no tiene por qué ser Presidente del Gobierno,
ojalá en este caso Pedro Sánchez, porque el ser líder de una organización
política no es aval suficiente ni sinónimo de capacidad para ser un buen
gobernante.
Retrasar el Congreso
del PSOE es síntoma inequívoco de que la intención es hacer confluir los dos
poderes en la misma persona, lo que es lo mismo, evitar que el partido que da
soporte al Gobierno ejerza una labor de fiscalización política y de crítica a
la acción del Gobierno, trasladando al exterior una falsa imagen de unidad, que
no tiene por qué ser real.
La experiencia nos dice
que el Presidente del Gobierno lo es de España, y que no es bueno ni positivo
crear la confusión al reafirmarse como Presidente del Gobierno del PSOE, pues
no todas las acciones de un Gobierno tienen la aquiescencia ni la aprobación
del conjunto de la militancia del partido que lo ha apoyado.
Sé que algunos
justificarán la propuesta de retrasar el Congreso del PSOE por la dificultad y
la sobrecarga de trabajo que representa la preparación de un acto de esta
dimensión, coincidiendo con las negociaciones para un posible pacto de Gobierno
o para afrontar unos nuevos comicios electorales pero, a mi modesto entender,
es la voluntad de control por parte aparato la verdadera razón.
El PSOE tiene
suficientes medios, bagaje e historia como para afrontar con garantías
toda esta situación, y sería una demostración de capacidad hacerlo sin
subterfugios, y al igual que fue abanderado en la realización de primarias y en
mecanismos de participación activa entre sus militantes y simpatizantes,
convertirse también en precursor de nuevas formas que puedan servir para
recuperar la confianza que partidos y políticos han perdido frente a la
ciudadanía.