
Según los líderes de esos dos nuevos partidos que se han
erigido como paradigma de la nueva España, los españoles que desde 1982 (que es
cuando los politólogos explican el
inicio del bipartidismo), han votado al PSOE o al PP lo han hecho obligados a desechar
otras opciones, que también se presentaban a cada uno de los comicios.
Pero ayer eran 11 formaciones a las que tuve oportunidad de
otorgar mi confianza, y puedo asegurar que nadie me obligó a coger una papeleta
u otra. Lo hice en libertad, porque pude hacerlo desde esa libertad que era
incipiente en 1977 y que hoy, casi 40 años después, confío está completamente
consolidada.
Y estoy seguro que ese poco más del 50% de los votos que
apoyaron a PSOE o PP lo hicieran pensando en tesis bipartidistas, de la misma
manera que estoy seguro que eliminar el bipartidismo, tal y como promulgan
Podemos o Ciudadanos, sea realmente una de las razones para presentarse en esos
comicios.
Entendiendo como bipartidismo la alternancia para gobernar
entre dos grandes partidos, impidiendo que otras formaciones minoritarias
puedan tener incidencia o peso en las decisiones, y después de las
declaraciones de campaña de estos dos líderes manifestando su negativa a pactos
si ellos no fuesen los ganadores (como no
lo han sido), ¿alguien me puede decir qué sistema de participación defienden y qué respeto les
merece la capacidad y la voluntad democrática de los ciudadanos para elegir en
libertad?
Claro que ahora es el momento de la verdad y demostrar que
aquello que prometieron en campaña realmente lo creían, porque ahora, de
acuerdo con los resultados electorales, si quieren gobernar o incidir en un gobierno más allá de la
permeabilidad, no les queda más remedio que hacerlo con PSOE O PP, o sea con los
“bipartidistas” que, según han manifestado, son sus “enemigos”.
La lógica sería que se quedasen al margen, pero mucho me
temo que entrarán en el juego y utilizando el poder del chantaje que da la
aritmética parlamentaria, impondrán su presencia basándose en justificaciones
ideológicas que, desde el pragmatismo, tienen más en común los partidos de
derechas que los de izquierdas.
Porque nos guste o no nos guste, la izquierdas tienen reales
diferencias, pues las políticas de izquierdas del PSOE no están en la misma
línea que las de Podemos o las de ERC, ni las de estos últimos con Podemos o
PSOE o, BILDU.
Casi me atrevería a afirmar que podríamos encontrar un mayor
denominador común entre DiL i el PP i Ciudadanos (salvando el independentismo),
que entre Podemos y el PSOE o UP.
Sigo pensando que únicamente la permeabilidad puede
facilitar un gobierno medianamente estable, pero creo que eso está simplemente
en el horizonte. Está allí, pero no se alcanza nunca.
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