Como no cambien mucho los planteamientos, debo reconocer que
se me va a hacer muy cuesta arriba atender a mi “deber” de ir a votar el próximo
20-D porque si bien es cierto, como he dicho en más de una ocasión, que no lo haré por “descarte” sino por “coincidencia”,
(votar por aquella opción que plantee propuestas más acordes con mi visión en
el ámbito estatal), no es menos cierto que a medida que se acerca esa fecha se
complica mi decisión, pues los partidos comienzan ya a driblar sus compromisos
electorales a fin de contentar a todos, diciendo y prometiendo aquello que su
interlocutor en un momento y lugar determinado quiere oír.
Y como es imposible contentar y responder a todos los
intereses, es lógico que se desencadene la frustración.
No soy bisoño ni ejerzo de alma de cántaro, aunque en alguna
ocasión quisiera hacerlo para no perder mi capacidad de sorpresa; y puedo
afirmar que a la “promesa” pública de derogar inmediatamente la Reforma Laboral
que hizo el PSOE le di la credibilidad que merecía, muy poca; más aún cuando la
patronal (CEOE) presentaba hace unos días, su “propuesta electoral” de 15
puntos, en las que tienen gran protagonismo el mercado del trabajo y las relaciones
laborales.
Pero claro, una cosa es que se suavice la propuesta para no
provocar más heridas de las necesarias, y otra asumir sometimiento y sumisión
al reconocer que no hay “derogación” sino una “reforma de la reforma”, lo que
no deja de ser una nueva declaración de intenciones que, a la postre y como
siempre, desemboca en poco positivo.
Porque “reformar la reforma” no creo que sea el punto de
partida, sino que en todo caso y como reconocido punto de partida, la voluntad
debería ser derogar esa nefasta “reforma laboral”, que únicamente ha generado precariedad,
y a partir de aquí poner en marcha un proceso de negociación que se traduzca en
un marco de relaciones laborales acorde a las necesidades reales, y a un nuevo
Estatuto de los Trabajadores como plantea el PSOE, pero dejando al margen de
cualquier protagonismo inicial y coactivo el tiempo de negociación, las indemnizaciones
por despido y el menosprecio a la huelga, que son los tres elementos que también
el PSOE ha puesto encima de la mesa.
Los trabajadores hemos “sufrido” con el PP, pero también con
el PSOE, y ahora podría ser el momento dulce para recuperar la credibilidad que
a lo largo del tiempo se ha ido perdiendo, pero parece que no tienen la voluntad
de hacerlo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada