No es que no lo
entienda, sino que no quiero entenderlo, porque son aquellas paradojas que
ponen en entredicho el sentido común de los catalanes, porque aquí no se trata
de valorar ni ideologías ni posicionamientos, sino del empeño de estereotipar a
la sociedad catalana como comprensiva y tolerante con hechos que, en otro
momento y protagonizados por según quien, merecerían la condena más enérgica.
Es cierto que no es el
mejor momento para que se haga efectiva la imputación de Mas por los hechos de
9-N. Casi me atrevería a afirmar que esa imputación debería haberse evitado
políticamente, pero no fue así, y la acusación contra el entonces President de
la Generalitat, hoy en funciones, es un hecho, y en clara demostración i
vindicación de la independencia de poderes, nadie con responsabilidad política debería
pedir que el Gobierno del Estado evitase la declaración judicial el 15 de
octubre.
Y menos el propio
President, que exigiendo que se vulnere un sistema legal que él mismo se ha
comprometido a defender en las diferentes ocasiones en las que ha debido jurar
su responsabilidad, que han sido muchas, estaría incitando a la prevaricación.
Lo grave es el chantaje
irracional que se está llevando a cabo, intentando utilizar como escudo, a la
vez que como arma arrojadiza, a una parte importante de la sociedad, asumiendo Mas
la figura de único paladín imprescindible que permitirá conseguir una por
algunos reivindicada, independencia.
Sigo pensando que no es
más que una burda pero sibilina maniobra orquestada y que, utilizando el
castellano o el catalán independientemente, se sigue tomando café en la
intimidad, no para solucionar el supuesto “problema catalán”, sino para justificar
alguna acción que lo controle. Aunque también creo que se les ha ido de las manos,
que sus cálculos han sido erróneos y que han ido apareciendo nuevos elementos
que cuestionan la legitimidad de los actores, presentando dudas sobre su propia
honorabilidad que frena posibles connivencias estratégicas con terceros, por
ser este un tema muy sensible.
Acciones delictivas,
que no por confesas dejan de ser graves por haberse llevado a cabo por personas
de prominente protagonismo político en Catalunya, así como las diferentes
investigaciones judiciales de presuntos casos de corrupción, que día sí y día
también aparecen en la prensa (hoy mismo un nuevo suceso), están intentando que
sean silenciadas por los gritos de la propia sociedad, reclamando un cambio de
modelo de estado al que las urnas tampoco han avalado con suficiente
contundencia, cosa que ha desarmado a uno y a otro.
En absoluto afirmar si
la imputación es justa políticamente, en todo caso parece que responde al
procedimiento judicial, pues no se imputa al President Mas por defender la
democracia al colocar urnas en la calle, como torticeramente se intenta ahora
vender, sino por desobedecer y utilizar dinero público para llevar a cabo una
acción ilegal y expresamente prohibida.
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