Imagínense lo que he visualizado mentalmente cuando, de
manera compungida pero harto vehemente, un locutor de radio hacía apología de
la confrontación contra todos aquellos que no apoyasen explícitamente la
independencia de Catalunya.
Es cierto que al tratarse
de una de esas emisoras adictas al “régimen” (que no del “régimen”), ya cabe esperar que la
información que transmitan pueda ser sesgada y responda a los intereses de sus “patrocinadores”;
pero es que el programa era deportivo y trataba temas relacionados con el Barça!.
Ya resulta cansino y preocupante que los medios de
comunicación prioricen como titular de cabecera, día sí y día también, todo lo
que rodea al soberanismo catalán, así como las maniobras que unos y otros están
llevando a cabo para deslegitimar las posiciones contrarias a sus tesis, pero
lo realmente vomitivo es la falta de rigor y los intentos de manipulación que
algunos profesionales de la información están aportando al tema.
Hoy el periodista en cuestión ha llegado a afirmar que la
FIFA va contra el movimiento independentista de Catalunya, aunque después ha
matizado más, afirmando que ese organismo internacional de futbol y sus
dirigentes están trabajando contra Catalunya, como si los que no creemos en una
Catalunya independiente no fuésemos catalanes ni merecedores de ser culés.
Lo que ha seguido a la crónica compartida entre los dos o
tres participantes en el programa ha sido rayano al esperpento, utilizando tantas
absurdas piruetas y filigranas
argumentales que, a mi entender, únicamente les ha llevado a auto ridiculizarse
ante todos aquellos que, al igual que yo y por una cuestión de señal de
recepción, solo podemos “sufrir” la compañía
de esa emisora o, paradójicamente, de la otra perteneciente al “otro clero”.
En mi mente se ha formado la imagen de esos periodistas
disfrazados de Teletubbi, pero con diferente cubrimiento de cabeza que los originales,
que con el objetivo de despertar lástima
reivindican abrazos de manera compungida y quejosa diciendo aquello de que “nadie
me quiere”, en clara demostración de que
es el victimismo el principal alimento que permite la supervivencia de los
movimientos nacionalistas.
Compraré una nueva antena de radio, a ver si
puedo ampliar el campo de recepción de emisoras.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada