Si bien es cierto que a
nadie le amarga un dulce, la aportación que hace el Gobierno para paliar, premiar
o engañosamente recuperar, todo aquello que fruto de un esfuerzo obligado que hicimos
los empleados públicos para paliar los efectos de la crisis o, sobre todo, para
calmar el apetito de la troica europea es, simple y llanamente, una tomadura de
pelo.
Concretan un 1 % de aumento salarial calculado, es de suponer, del salario actual; lo que es lo
mismo de hacerlo del salario de 2010, cuando ya se sufrió un recorte el 5%, sin
contar el efecto de la supresión de la paga de Navidad 2012 que, a pesar de
plantear su recuperación a plazos, ha tenido también efectos sobre la economía
personal de estos trabajadores.
Y calculan los
sindicatos una pérdida del poder adquisitivo de un 20% en los últimos cinco
años, lo que sumado a ese 23 % que se calcula de pérdida en otros tantos años
anteriores, da como resultado que a los empleados de la Administración Pública,
como reconocimiento a su aportación “obligada” al erario público, se nos premia
con la recuperación de un 1%, dejando nuestra pérdida salarial en un exiguo
42%.
Lo preocupante es que
de manera torticera, y según anunciaba hoy la radio, todo se supedita a las
posibilidades financieras de la Administración correspondiente, por lo que
mucho me temo que este será el argumento más utilizado por algunas entidades
locales y supramunicipales para incumplir los acuerdos alcanzados.
Ocurre lo mismo con la
propuesta de la recuperación de la tasa de reposición al 100 % que, también de
manera harto consciente, solo se limita a lo que se considera como servicio
esencial, obviando también el deterioro que han sufrido también, por falta de
personal, servicios indispensables para responder a las exigencias de los
ciudadanos.
En fin, una operación
de Márqueting electoral del PP, llevada a cabo por la persona con peor imagen,
más negativa y más mal encarada del Gobierno del Estado.
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