Hace unos meses durante la
celebración de un Pleno Municipal, un político local (a escondidas aunque con
testigos), me amenazó con “ir contra mi mujer”; en esas palabras no vi más que
la cobarde mezquindad a la que ya nos tenía acostumbrados, aunque después, tras
conocer reuniones donde se comerciaba con promesas postelectorales, he
entendido que en aquella amenaza había mucho más que un odio enfermizo que hoy
todavía no alcanzo a comprender.
Quisiera pensar que la
situación se le ha descontrolado, y que al poner en manos de algún enfermo
mental lo que podría considerarse como una indigna maniobra de descrédito
contra mi persona para obtener rédito político, ha llevado la situación a un
extremo que, con total seguridad, acarreará graves consecuencias para todos.
Cuando ayer recibo una llamada
informándome de que a la prensa se le ha “pasado” el expediente de una
trabajadora del Ayuntamiento de Sant Feliu de Guíxols (que sí, es mi esposa),
con un informe del Secretario Municipal (que según acusan he retenido durante
meses), donde se afirma que he subido de categoría a esta trabajadora sin haber
superado proceso selectivo alguno y que por este hecho se me ha denunciado ante
Fiscalía, mi memoria retrocede a cuando hace algunos años el Gobierno Municipal
tomó la decisión, pactada, de cambiar de área funcional a quien ha “filtrado”,
atendiendo a razones de seguridad hacia terceros, vistas las actitudes y
manifestaciones amenazantes.
Como curiosidad, el trastorno delirante o paranoia es un
trastorno psicótico caracterizado por ideas
delirantes. La persona con trastorno
delirante o psicosis paranoica no tiene alucinaciones marcadas, aunque puede sufrir alucinaciones auditivas,
táctiles u olfativas si éstas están relacionadas con el tema del delirio u
obsesión, que le provoca actuaciones irracionales.
Y también, como curiosidad, el mal o la maldad es una
condición negativa relativa atribuida al ser humano que indica la ausencia de moral, bondad, caridad o afecto natural por su entorno y
quienes le rodean. Actuar con maldad también implica contravenir
deliberadamente usando los códigos de conducta, moral o comportamiento
oficialmente correctos en un grupo social.
Hasta hace un momento tenía la
duda de si este personaje actuaba bajo la paranoia o de si era la maldad lo que
le movía a ello. Hoy tengo la prueba de que sus actos están inducidos por oscuros
intereses electorales, que aprovechándose de cierta debilidad mental, no obvian
el trastorno delirante del personaje y una gran dosis de maldad que, con total
seguridad, ambos comparten.
Ayer comentaba con el
periodista, que entiendo que esta situación despierte cierto morbo y que se eleve a
la categoría de noticia, pero hacerse eco de ella sabiendo que proviene de un
delirio obsesivo o de maldad, creo que hace un flaco favor a la imagen de profesionalidad
de los medios de comunicación, al hacerse “voceras” de un juicio que de manera
torticera y interesada alguien ya está emitiendo.
Como le decía a uno de los
inductores políticos que manipulan al personaje a través de las redes sociales, al asumir implícitamente su protagonismo en este afer, si se entiende que he
cometido algún hecho delictivo quien debe dirimirlo es la justicia, evitando
por respeto a las personas una publicidad innecesaria basada en acusaciones
arbitrarias o no demostradas que generan, en muchos casos, daños irreparables.
Esta manera de actuar sería la
decente y que demostraría la buena fe y la defensa de la justicia de la que presumen. Pero
claro, no es así, porque en este caso no hay ni buena fe ni la defensa de la
justicia, sólo el interés personal o partidista.
Por ello reitero el reto. Que
me lleven a los tribunales, y si se demuestra que he cometido algún delito
asumiré las consecuencias, como no podía ser de otra manera. Pero si al
contrario se demuestra que yo he actuado correctamente, lo que implica que han
actuado con maldad porque aquí ya no vale el posible atenuante de enfermedad
mental o de interpretación, que se asuma la responsabilidad y atendiendo a esa decencia de la que
hace o hacen gala, presenten su dimisión de manera inmediata, paguen las consecuencias
y pidan todas las disculpas públicas que merece la situación.
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