
El Pleno Municipal de Sant Feliu de Guíxols del mes de noviembre aprobó una moción para prohibir, en su territorio municipal, cualquier espectáculo con animales.
A nivel individual los regidores manifestaron su posicionamiento, cada uno consecuente con sus convicciones, y el resultado fue el INESPERADO, como se demostró tras la votación, por los comentarios de algunos de los políticos locales que, por un mal cálculo aritmético al actuar solo de cara a la galería, quitaron el protagonismo a los que realmente deberían tenerlo. Los animales MALTRATADOS.
Estoy totalmente convencido, y así debe exigirse, de que todo el peso de la Ley debe caer sobre quien incurra en cualquier forma de maltrato, tanto de animales racionales como de los llamados irracionales, y cualquier moción debería defenderse en esos términos, no aceptando soluciones endogámicas que, asumiendo un POSIBLE problema, se contentan con aplicar el “ojos que no ven, corazón que no siente”, es decir, “no quiero que haya espectáculos con animales en cautividad en mi municipio, aunque sí en el vecino, para que pueda ir a disfrutar con ellos”.
Pues bien, junto con el radicalismo de la generalización acusatoria de mala praxis de los profesionales del espectáculo traducido en una solución también radical, y la falta de claridad en la aplicación normativa de la mencionada moción, fue uno de los motivos que me hicieron opinar contrariamente a la propuesta.
Quisiera dejar constancia de algunas de las opiniones que he vivido estos días, tras la aprobación de la moción:
- Quien tiene un animal en cautividad es un maltratador. Si el maltrato es que el animal no esté en libertad, ¿en este saco se mete también los llamados animales domésticos? (La respuesta que me dieron fue SI. Hasta las vacas lecheras o las gallinas deben correr a sus anchas (sic))
- Los animales salvajes no deben estar en cautividad. Yo estoy de acuerdo pero, un animal domado, ¿sigue siendo salvaje?. Domar a un caballo, a un elefante o a un perro, ¿debe considerarse maltrato? Al animal nacido en cautividad, ¿se le considera salvaje?
- Una persona intentó suavizar la argumentación para disfrazar el texto que se había aprobado, centrando el tema en que sólo se debe considerar maltrato animal el espectáculo en el que hay ánimo de lucro a través del pago de una entrada.
En Sant Feliu de Guíxols, como en otras muchas poblaciones, se celebra de manera significativa el Sant Antoni Abad o la propia Cabalgada de Reis, donde gran parte del protagonismo lo tienen animales de todo tipo. No se paga entrada directa y libremente, como puede ocurrir, por ejemplo, en un circo. En estas festividades pagamos todos los ciudadanos a través de nuestros impuestos, nos guste o no nos guste. ¿Eliminamos la celebración?
Creo que la lucha debe centrarse contra el maltrato animal, persiguiendo a aquel que, por placer o por interés, utiliza a los animales de manera más que delictiva, pero jamás satanizando a aquel que, respetando la legislación vigente y, aún más, respetando los derechos de los animales con total exquisitez, se le intenta equiparar con el maltratador por el simple hecho de tener una visión distinta del concepto salvaje, maltrato o espectáculo.
Lo más cómodo y fácil, a la vez que radical y contrario a la libertad de pensamiento es jugar con el sentimentalismo ramplón del argumento minoritario, que solo pueden utilizar las minorías representativas. o aquellos que quieren perseverar en la mayoría de la dictadura conceptual que, normalmente, claudica ante la urna o el dinero.
En Sant Feliu, desde el respeto democrático a la mayoría, creo que nos hemos equivocado aprobando una moción que, amparándose en la lucha contra el maltrato animal del que injustamente se acusa de su ejercicio a todos los circos, esconde otros planteamientos y postulados que, con toda seguridad, no coinciden, ni muchísimo menos, con los de la mayoría de ciudadanos y ciudadanas.